Como viene siendo tradicional, en la madrugada del último sábado al domingo del mes de octubre nos joden bien jodidos: hacen que, los de por sí ya acortados días, se nos queden enanos y se haga de noche casi antes de darnos cuenta. Ahora es cuando las tardes ya sí que no dan para nada.
Y en todo en función de no sé qué beneficios económicos que yo, os lo puedo asegurar, nunca noté: mi cuenta corriente sigue teniendo mucho frío a partir del día veinte de cada mes; nunca noté ningún beneficio en mi cartera a partir del cambio de hora.
Pero, bueno, como el que no se consuela es porque no quiere, este cambio trae dos cosas que lo suavizan: normalmente se duerme más (ya veremos...) y la noche del cambio nos trae una hora extra de regalo... Bueno, ya llegará el otro indeseable cambio de hora y nos birlarán esa hora extra...
Y en todo en función de no sé qué beneficios económicos que yo, os lo puedo asegurar, nunca noté: mi cuenta corriente sigue teniendo mucho frío a partir del día veinte de cada mes; nunca noté ningún beneficio en mi cartera a partir del cambio de hora.
Pero, bueno, como el que no se consuela es porque no quiere, este cambio trae dos cosas que lo suavizan: normalmente se duerme más (ya veremos...) y la noche del cambio nos trae una hora extra de regalo... Bueno, ya llegará el otro indeseable cambio de hora y nos birlarán esa hora extra...
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