Hemos chillado hasta dejarnos la garganta, hemos cantado todo el repertorio hasta gastarlo y hemos tenido calambres hasta en el paladar. PERO....Increíble ver a Pablo... ¡¡¡¡Chocar la mano una y otra vez tantas veces!!!!!
Cosas sencillas y que, de ningún modo, tienen precio... Y es que empieza a ser costumbre disfrutar del privilegio de verlo reír y chillar pletórico... ¡Cualquier día le da algo!
Puffff, cómo no estar contento con el lote que en esta vida me ha tocado. ¡Me encanta mi heredad!
lunes, 22 de febrero de 2016
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