Resulta grotesco que, por las cotas técnicas que hemos alcanzado, nos creamos superiores a las generaciones que nos precedieron.
Históricamente resulta ridícula la prepotente mirada de superioridad con la que juzgamos épocas pasadas.
Desgraciadamente, la violencia es uno de los ingredientes que satura nuestra sociedad en todos los campos posiblemente imaginables.
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